lunes, 1 de abril de 2024

Roachford - "Then and Now" (2023)

Con la presente entrada cierro definitivamente las reseñas pendientes del pasado 2023. Y lo hago con un capricho personal. Porque desde que debutaron en 1988, la banda de Andrew Roachford ha sido una de mis debilidades. Gracias sobre todo a su excepcional primer disco, pero también a una terna de álbumes posteriores que, aunque fueron perdiendo fuelle gradualmente, siguieron añadiendo grandes momentos a esa personal mezcla de soul, rock y pop presidida por la formidable voz de Andrew. Con el cambio de siglo vino la previsible adopción de un estilo más pausado, acomodaticio y conservador, y con ello fui perdiendo el interés en su propuesta (como la mayor parte de crítica y público, por otra parte). Pero aún sigo pendiente de sus nuevos lanzamientos. Sobre todo si, como es el caso, aprovechan para recrear lo más granado de su discografía y lo ubican junto a lo que ellos consideran lo mejor de sus creaciones actuales. Tal es la propuesta de este "Then and Now", como su explícito título ya anticipa. Una apuesta arriesgada, puesto que como digo su época de esplendor creativo fueron los últimos años ochenta y los primeros noventa, pero de la que salen razonablemente indemnes. Aparte de facilitales el repertorio para sus giras.

El álbum lo conforman once canciones, de las que cinco son tal vez las más populares y exitosas de su discografía, pero que se han incluido aquí en nuevas versiones "revisitadas" en el estudio. La procedencia de las otras seis es diversa: las tres primeras son completamente nuevas, y entre ellas se incluye el sencillo que ha servido para presentar el álbum, "All The Love We Need". Dos de ellas vieron la luz en su anterior álbum, "Twice In A Lifetime" (2020), una de ellas una adición tardía a su tracklist, y la otra una versión en directo. Y por último, hay una canción de título navideño que seguramente se ha incluido para darle empuje a su tour navideño por el Reino Unido. Es decir, un compendio de distintas épocas y momentos que, pese a lo que cabría esperar, suena aceptablemente cohesionado. Ni que decir tiene que casi todos los momentos estelares son los correspondientes a sus clásicos, pero un par de sus composiciones recientes, con un arreglo mucho más rockero que el de entregas precedentes, aguantan el tipo.

La primera en hacerlo es precisamente "All The Love We Need", tal vez su mejor canción en décadas. Empieza con voz y piano como si un tema del Roachford más reposado se tratara, pero en cuanto entran el bombo y el teclado se ve que la propuesta se va a acercar más a un medio tiempo de soul-pop francamente interesante. Sobre todo porque lo sustenta una estupenda composición, con dos secuencias de acordes claramente diferenciadas y sin embargo bien enlazadas en estrofas y estribillos. Los coros a partir de la segunda estrofa, y el original teclado que adorna su segundo estribillo y los posteriores, junto con la bonita recreación de su tramo final, confirman que el británico logró con este tema la inspiración necesaria. Algo que no se puede trasladar a su siguiente canción, la también nueva "Wonder Woman". Co-escrita con la en su tiempo reputada pero hoy prácticamente olvidada Beverly Knight, su propuesta reposada, su estribillo un tanto empalagoso y su letra excesivamente halagadora nos devuelven a la realidad de Roachford en 2023. Aunque las estrofas no están mal, y su interpretación vocal es irreprochable. "Almost There", el tercer y último tema escrito ex professo para este disco, recupera la senda de la inspiración (aunque esos acordes del comienzo recuerdan a otras muchas canciones, incluyendo el "Hello" de Adele). Pero los de Roachford la desarrollan con gusto, acertando con sus estrofas melancólicas de notas bajas y su batería electrónica. Además, el correcto estribillo gana enteros gracias a esas múltiples voces superpuestas. Y la manera como la dobla Andrew cuando empieza con aquello de "Hold on, almost there", aumenta su disfrute.

Llega entonces el momento de contraponer estas canciones a su primer clásico, "This Generation", de su tercer álbum ("Permanent Shade Of Blue", 1994). Y aunque la mayor energía de su época dorada se percibe desde sus primeros compases, el contraste no resulta excesivo. Tal vez porque esta canción nunca me pareció especialmente brillante, una percepción que no cambia en una versión que mejora la calidad del sonido pero respeta escrupulosamente la original. Le sigue "Better", que fue el tema que se incorporó a última hora a "Twice In A Lifetime". Y en este contexto resulta menos acomodaticia. Empieza suave y en realidad nunca termina de explotar, pero a partir de su segunda estrofa la batería contundente y el bajo en primer plano le dotan de una cierta base rítmica. Y sus estrofas simplemente correctas no anticipan el cambio de tonalidad que nos propone su notable (sobre todo en su primera parte) estribillo. Una elaborada parte nueva demuestra que el bueno de Andrew merecería más atención con algunas de sus creaciones actuales. Si bien el tema queda por debajo de "Lay Your Love On Me", otro de sus momentazos de "Permanente Shade of Blue", y que a pesar de que los acordes de su estribillo siguen la misma secuencia de tantas y tantas canciones (del "With Or Without You" de U2 al "She Will Be Loved" de Maroon 5), sigue siendo una gran canción, en especial en esa segunda estrofa que cambia las notas de la primera y en la que Andrew casi declama con un gusto exquisito. La revisión vuelve a ser muy respetuosa con el original, incluyendo su preciosa parte vocal sin instrumentos casi antes de las repeticiones finales del estribillo, y casi el único cambio perceptible es que termina, en vez de desvanecerse mientras disminuye el volumen.

A continuación nos encontramos con el que seguramente sea su tema emblemático, ese "Cuddly Toy" que los llevó a los cielos a finales de los ochenta, y que sigue funcionando gracias a la tremenda energía que desprenden sus guitarras y el ruidismo de sus teclados, en perfecto contrapunto con su atmósfera soul. Las estrofas son formidables, y la revisión muy digna, un poquito más espartana en algunos tramos, y demostrando que las cuerdas vocales de Andrew aún funcionan a muy buen nivel."Get Ready!" es la siguiente revisión, y la única del álbum del mismo título. Como en temas anteriores, respetan su envolvente y luminoso comienzo, aunque le colocan a la voz de Andrew un filtro un tanto sintético para lo que el tema demanda. Lo mejor siguen siendo las estrofas, en las cuales, por cierto, Andrew ya no se atreve a subir tan alto como en sus buenos tiempos. Y lo más novedoso dentro del respeto con la original, es nuevamente la presencia de un final que la hace apta para su interpretación en conciertos. La última revisión es la de "Only To Be WIth You", tercera mirada a "Permanent Shade Of Blue". Comparada con sus temas recientes, vuelven a llamar la atención la mayor presencia de guitarras y la mayor contundencia de su sonido. Y por lo demás, lo mismo que en revisiones anteriores: respetuosa con la original, impecablemente interpretada, algo menos instrumentada en sus tramos más desnudos, y con la diferencia principal de un final elaborado para la ocasión.

Tras esta sensacional mirada al pasado, a los dos últimos temas les queda la ardua tarea de mantener el nivel. Algo que consiguen a medias: a "Someday At Christmas" se le disculpa cierta sensiblería por la temática que trata, y por deseos tan navideños y tan obvios como "There will be peace on Earth"... Aparte de que su instrumentación, aunque alejada de la energía de sus grandes momentos, es la propia de una banda (incluyendo hasta un solo de guitarra eléctrica), y no el previsible duelo entre voz y piano. Y "High On Love", el tema que abría su "Twice In A Lifetime", es aquí el encargado de poner el cierre. Al ser una versión en directo, y escucharse claramente al público aplaudiendo, y al propio Andrew dando entrada a bajo y batería, el tema gana presencia frente a la versión en estudio. Y el estribillo de puro soul, al que sólo le falta una sección de viento que seguramente se habrían permitido de disponer de más presupuesto, resulta efectivo. Aparte de que pone en evidencia la solvencia de la banda en directo. Los juegos vocales, con toda la banda disfrutando, traslada la impresión de que el tema no está muy lejos de sus clásicos, y reafirma la idea de entrelazar pasado y presente en un único disco.

Personalmente habría cambiado alguno de sus clásicos por otros que me gustan más y me parecen más interesantes desde un punto de vista creativo (por ejemplo, "Find Me Another Love", de su primer álbum, o incluso "Nothing Free", de "Free", su cuarta entrega). O quizá los habría añadido sin necesidad de eliminar ninguna composición (a lo sumo "Wonder Woman", para mí la más floja). Porque el álbum deja con ganas de más, incluso aunque las revisiones pequen en general de poco arriesgadas. Y es que a veces no es necesario recurrir a un grandes éxitos para reflotar una gira o una carrera; basta con mirar al pasado para revisitarlo con gusto, y usar esas influencias para retomar la senda creativa. Lo malo es que esta fórmula sólo puede emplearse otra vez, por lo que si en un futuro Andrew decide publicar un nuevo álbum (algo no confirmado, pues anda ya cercano a los sesenta), lo más probable es que retorne a esa senda intimista de voz y piano tan agradable como impersonal.

lunes, 11 de marzo de 2024

Chappell Roan - "The Rise And Fall Of A Midwest Princess" (2023)

Al igual que en mi anterior actualización, con la entrada de hoy termino de rematar las reseñas de los últimos álbumes de 2023 que se me habían quedado pendientes. En este caso le ha llegado la oportunidad a la estadounidense Chappell Roan, gracias a su álbum de debut, "The Rise And Fall Of A Midwest Princess". Un álbum que estuvo anticipando casi cuatro años mediante diversos sencillos que lo fueron descubriendo (hasta un total de ¡nueve!), y al mimsmo tiempo creando una gran expectación. La cual no ha quedado defraudada. Aunque con matices.

Para su confección, la de Missouri se ha apoyado, tanto en la composición de las canciones como en su producción, en el ubicuo Dan Nigro, conocido sobre todo por sus trabajos para Olivia Rodrigo. Y que en los nada menos que catorce temas de este disco se ha mostrado especialmente certero. Porque ha sabido crear un conjunto reconocible y atractivo sin que por ello las canciones se parezcan unas a otras; al contrario, los vaivenes estilísticos dentro de la propuesta general de pop femenino y emponderado que nos ofrece Roan son más que notables. Pero su mano pone de manifiesto que para expandir una propuesta musical no es realmente necesario ampliar el número de colaboradores, sino simplemente recurrir a uno con las miras suficientemente amplias.

El álbum lo abre "Femininomenon", también escogido como quinto sencillo. Un tema que juega a ser una de esas baladas de las que Roan tanto presume en sus versiones, con sus voces superpuestas, su piano y su atmósfera colorista, hasta que llega el puente, ese poderoso sampling distorsionado, después los "fucking" declamados... y lo que nos terminamos encontrando es un tema bailable, de ritmo rabioso y letra reivindicativa a lo "Girls Just Wanna Have Fun" de Cyndi Lauper. Una parte nueva elaborada y los cambios en la melodía del estribillo en sus repeticiones finales denotan lo trabajado del conjunto. Le sigue "Red Wine Supernova", seleccionada como octavo sencillo el verano pasado, y que también ha formado parte recientemente de mi lista de otras veinte canciones internacionales recomendables de 2023. La guitarra acústica que lo abre también juega al despiste, pues en seguida la suplen el bajo sintetizado y la batería programada, y un tema inicialmente unplugged se convierte en una especie de bubblegum synth-pop de melodía luminosa en sus estrofas y estribillo en notas altas. Aquí no hay parte nueva que sostenga el minutaje, pero sí un efectivo recitado antes de las repeticiones finales del estribillo. Curiosamente el tercer corte, "After Midnight", que con su fantástico comienzo de voces etéreas procesadas que anticipa un medio tiempo de funky absolutamente contemporáneo (llevando el temas a cotas que por ejemplo Doja Cat jamás podrá alcanzar) es uno de mis momentos favoritos, no ha visto la luz en formato sencillo. La melodía es estupenda de principio a fin, Roan la canta con una solvencia imponente, el bajo slap se basta para darle groove a la canción, y las guitarras digitalmente editadas demuestran que se puede hacer algo más que plagiar a Nile Rodgers para lograr esa elegancia que incite al baile. Pero lo mejor es su excelente estribillo, así como esa sugestiva letra que defiende que todo lo bueno pasa después de medianoche. El siguiente tema, "Coffee", es de los pocos que tampoco se ha publicado como sencillo. Ahora sí nos encontramos con uno de esos baladones que supuestamente caracteriza a la estadounidense. Tal vez un poco convencional en su arreglo cinematográfico, con su piano lento y su guitarra acústica apoyando la voz de Roan, y quizá diferente en exceso a los tres cortes anteriores, es normal que cueste digerirla. Pero no es un mal momento.

La quinta canción, "Casual", seleccionada como sexto sencillo a finales de 2022, mantiene el tempo lento, en una decisión un tanto cuestionable en contraste con los tres primeros temas del disco, pero nos propone un arreglo mucho más contemporáneo. Si bien su melodía de corte clásico y los juegos de voces de Roan pueden recordarnos a Carly Simon o a Christine McVie. Para mí lo mejor es esa parte nueva tremendamente trabajada que cambia la tonalidad y va creando el clímax para la repetición final del estribillo. Pero lo cierto es que, sin tratarse de una mala canción, apetece que llegue el final y el álbum recupere la senda de la ultra-modernidad disfrutable que había iniciado. Algo que afortunadamente logra con creces "Super Graphic Ultra Modern Girl", elegido como noveno y final sencillo, ya con el disco publicado. Con sus percusiones electrónicas a lo Shep Pettibone y su estribillo apoteósico digno de la mejor Lady Gaga, es un trallazo para disfrutar dejándose llevar, al que sólo le falta algo más de contundencia en sus relativamente inocuas estrofas para haber sido una de las grandes canciones del pasado 2023. "HOT TO GO!", el octavo sencillo, mantiene sorpresivamente la senda del pop bailable e irreverente, cuando parecía que lo que tocaba era dar otro giro estilístico al disco. En este caso Roan se acerca a ese feminismo mordaz de la británica Baby Queen en melodía, letra e incluso en ese arreglo de sintetizadores ochenteros juguetones que le sirven de colchón. El resultado es entretenido, y la parte declamada del final le ayuda a crecer, pero hay momentos mucho mejores. Sin ir más lejos "My Kink Is Karma", el cuarto sencillo: un medio tiempo de bajo obsesivo y batería electrónica que recuerda a las que suelen ofrecer los buenos momentos de Carly Rae Jepsen, de melodía elegante que va subiendo por las escalas con una naturalidad apabullante hasta desembocar en un precioso estribillo. La repetición del mismo con el cambio de acordes y una inesperada guitarra acústica antes del tramo final es una prueba más de que Roan y Nigro van sobrados de creatividad.

"Picture You", noveno corte de este largo disco, es otro de esos baladones un tanto retro que siguen desconcertando escucha tras escucha. Indudablemente Roan es una gran intérprete, pero el arpegio sesentero acompasado de la guitarra y el teclado principal pegan muy poco con, por ejemplo, las tres canciones anteriores. Es cierto que el estribillo es emotivo, y la sección de cuerda oportuna, por lo que es imposible hablar de un tema menor, pero sí de un tema fuera de lugar. Lo malo es que el siguiente corte es otro baladón: "Kaleidoscope", escogida como séptimo sencillo. Tanto tema reposado seguido genera la impresión de que el disco ha entrado en su fase de madurez, seria y pausada, y la fiesta desenfadada que tanto nos había entretenido ha quedado atrás. Siendo objetivos, es una canción menos melosa que su predecesora, Roan borda la interpretación en el estribillo, y como cierre del disco podría haber sido la guinda, pero aquí provoca que el álbum se desinfle. Justo entonces caemos en la cuenta de que el tema más emblemático de su corta carrera aún no ha aparecido, y entonces nos topamos con él: "Pink Pony Club" también comienza reposada con su piano y su sección de cuerda, pero en seguida entra la parafernalia electrónica, y su melodía en tonos altos desemboca en un medio tiempo irresistible. La fantástica letra sobre las andanzas de Roan en ese club de alterne, su doble estribillo, el fantástico teclado que lo adorna casi sin que nos demos cuenta desde su segunda repetición, los dos solos de guitarra eléctrica tan inesperados como tamizadamente efectivos... estamos sin duda ante uno de mis pasajes favoritos del disco. A continuación Roan comienza su particular recorrido de una a otra costa de su país, y lo hace con otro sencillo infeccioso (el tercero), de electrónica aparentemente amateur: "Naked in Manhattan". Tras un ritmo pegadizo y unas estrofas correctas, nos encontramos con un puente fantástico, tanto que acertadamente Nigro lo deja casi desnudo para que nos recreemos en él, hasta que rompe en un estribillo adornado con palmadas varias y ese provocativo "Touch me, touch me" que estaremos tarareando tras unas pocas escuchas. Durante el resto del tema la contenida pero sabia adición de elementos logra que el subidón aguante hasta el final.

En su penúltimo corte Roan se va a la otra costa y nos habla de su experiencia en "California", que en su momento fue su segundo sencillo. Como arranca a capella, y tras tantos cambios de tercio, uno no sabe si lo que viene es festivo o trascendental, pero conforme van entrando los instrumentos, vemos que es más lo segundo. Afortunadamente el resultado no es tan convencional como en otros momentos lentos (ahí está como evidencia ese original redoble de batería en muchos tramos), y las vivencias de Roan tras abandonar su estado natal resultan creíbles, pero nuevamente el contraste con el corte anterior es extremo, y la escucha se hace un poco cuesta arriba. Por eso cuando "Guilty Pleasure" comienza pausado con su guitarra acústica y los ecos campestres de Roan, lo lógico es pensar que la cosa va a terminar así de calmada. Las estrofas parecen confirmarlo, pero el puente ya parece desprender algo más de energía. Y de pronto, en un arriesgado ejercicio de estilo, Nigro quita de golpe todos esos instrumentos en el estribillo y los sustituye por un teclado sintético que es puro años ochenta y una sencilla programación electrónica que irá complicando cada vez más. Unos coros desquiciantes más propios de los Alpes Suizos y el arpegio acelerado del bajo antes del tramo final nos terminan de convencer de que estamos ante un saludable ejercicio de synth-pop femenino, desenfadado y disfrutable a partes iguales, y que supone un cierre mucho más acorde a lo que el grueso del álbum encierra.

Porque ése es quizá el mayor problema de "The Rise And Fall Of A Midwest Princess": los vaivenes extremos. No porque un estilo concreto sea claramente mejor que otros, puesto que Roan se desenvuelve bien en todos y Nigro sabe cómo producirlos, sino porque son tan radicales que al disco le cuesta encontrar la siempre necesaria continuidad. En este caso, siendo una artista aún joven, yo directamente habría eliminado "Casual" y "Picture You", habría colocado "Kaleidoscope" como cierre, y habría intentado ubicar "California" y "Coffee" en otros lugares donde hubieran resultado más fáciles de digerir. Sólo eso habría mejorado mucho el resultado final. En todo caso, incluso sin dos o tres de sus desubicados baladones, aún nos queda una decena de temas entre notables y muy meritorios, rematados encima por letras con mensaje plenamente actual y una estética singular. Por lo que no es de extrañar que el disco se haya colado en las listas de los mejores álbumes de 2023 de muchos de los medios musicales más reputados a nivel internacional. Una valoración que entiendo pero que no comparto del todo: creo que a Roan todavía le falta definirse estilísticamente y afinar un poco más el tiro. Y ahora está por ver si es capaz de mantener su nivel creativo teniendo que componer y crear bajo la presión del siempre delicado segundo álbum. Estaremos atentos a los acontecimientos.

domingo, 25 de febrero de 2024

Eleventyseven - "Gloom + Bloom" (2023)

Una vez concluido mi recorrido por las mejores canciones internacionales de 2023, y mientras arranca la nueva temporada musical con novedades que en su mayor parte comenzarán a llegar a partir del próximo mes de Marzo, retomo la reseña de algunos álbumes que vieron la luz a finales del pasado 2023 y que se me habían quedado pendientes de traerles por aquí. Es el caso de "Gloom + Bloom", el séptimo disco del dúo estadounidense Eleventyseven. Su cerebro y compositor Matt Langston y Davey Davenport llevan ya más de veinte años en el circuito alternativo estadounidense. Pero tal vez porque nunca alcanzaron la repercusión que su propuesta seguramente merecía, o porque se cansaron de ceñirse a la fórmula del pop-punk explotada por tantos otros artistas, hace unos años decidieron darle un giro estilístico a su propuesta. Algo que ya resultaba claramente evidente en "Basic Glitches" (2020), que reseñé en este mismo blog, pero que han llevado un paso más allá en esta nueva entrega.

Lo meritorio de "Gloom + Bloom" es que esa transición estilística se ha realizado de manera respetuosa con el pasado musical de la banda, y sin perder de vista que en cualquier disco de pop (lo arropen los instrumentos que lo arropen) lo principal es siempre disponer de un buen puñado de canciones. En este caso el tracklist está escogido con mimo (hasta el extremo que los dos primeros sencillos están ubicados en los dos últimos cortes del disco, para ayudar a sus fans más guitarreros a digerirlos tras otros temas más acordes con su pasado), y cada canción se basa en unas estrofas y unos estribillos perfectamente trabajados, que sirven de base a unas letras más profundas de lo que cabría esperar. Pero sin perder de vista que, antes y ahora, Langston y Davenport quieren que disfrutemos con su música.

El álbum se inicia con el tercer sencillo, "Side Hug". Un tema que parece creado para mantener satisfechos a los fans tradicionales de la banda a pesar de su giro estilístico. Porque aunque aquí hay efectos de sonido, ritmos programados y muchos teclados, también un arpegio de guitarra eléctrica en el comienzo y en las estrofas, otra guitarra distorsionada en su estribillo, un bajo eléctrico de verdad... Y todo eso, además de su melodía optimista, de la delicadeza de sus estrofas, y del interesante solo de guitarra que preside su parte nueva, confirman que Langston y Davenport están todavía a los mandos, y que les sigue gustando y saben recrear el pop-punk del primer tramo de su carrera. El siguiente corte, "Mascot", ya sí que se olvida de la electricidad y se dedica exclusivamente a la electrónica, con unos originales ritmos sincopados y unos teclados estruendosos que se encargan en este caso de la distorsión, y que llevan al extremo en una parte nueva que podría recordar incluso a The Prodigy. Arreglo que en ningún caso oculta que estamos ante otro medio tiempo marca de la casa, de pop luminoso y tarareable. "Nice Things" transita por parámetros similares, aunque los efectos que le aplica Langston a las distintas pistas de su voz son si cabe más evidentes y un tanto cuestionables (parece su hijo el que canta el estribillo). No es un mal tema, pero parece ubicado a propósito en ese lugar del tracklist para facilitar lo que está por llegar en la segunda mitad del álbum. Más interesante es "Sofa", nuevamente jugando a contentar a seguidores de siempre y nuevos adeptos con sus dos guitarras eléctricas (una por cada canal) en las estrofas, que no obstante maridan perfectamente con ese ritmo programado arrastrado más propio del hip-hop, y que desemboca en un estribillo que podría haber figurado sin problemas en, por ejemplo, "Adventures in Eville" (2009). Se trata, además, de una composición solvente, con una letra elaborada y melancólica que contrasta con la brillantez de la música.

El quinto corte, "Baby teeth", es el último que recurre a varias guitarras eléctricas para armar otra melodía dulce y rabiosa al mismo tiempo. Aunque el teclado juguetón del comienzo y el ritmo sincopado del estribillo avisan de que el dúo está a punto de llevarnos de la mano a territorios inexplorados. Eso sí, no puedo dejar de destacar una parte nueva realmente notable, larga y llamativa. A continuación, el teclado de voces sintetizadas que da comienzo a "Pressures of Pleasure" ya sí que abandona las medias tintas y con su tempo alto, su ritmo binario, su bajo estridente en primer plano y sus paradas en momentos estratégicos, confirma que Langston y Davenport han comenzado no haya a jugar con la electrónica, sino directamente a crear synth-pop orientado a la pista de baile. El meritorio teclado que rellena los huecos de la melodía vocal en el estribillo (todo un acierto), confirma además que pueden mirar sin complejos a la mayoría de los artistas de este género. Así que ya no llama la atención el electrónico y elaborado comienzo de "Waive", presidido por un original arpegio de teclado. Y aunque los cambios de ritmo en determinados tramos de la canción creo que juegan en su contra, su ritmo cuaternario en el estribillo lo hace disfrutable, y nuevamente el contraste entre otra letra descarnada y otra melodía contagiosa funciona a la perfección. "Likeness" corrobora que el resto del disco va a ser synth-pop puro hasta el final, y además bien hecho. Más suave y delicada que sus predecesoras en las estrofas, una bonita estrofa, un precioso estribillo y sus sintetizadores que se van persiguiendo sin fin lo convierten en uno de los momentos álgidos del disco (a pesar de que las paradas del ritmo en la primera mitad de las estrofas sigue sin convencerme). Con mención especial para la parte nueva y cómo desemboca en un notable ¡solo de teclado! (de esos que ya casi nadie se atreve a hacer en estos tiempos).

Y al final, como ya anticipaba al comienzo, el cierre con los dos sencillos estrella del álbum: "Opaque", el segundo de ellos, es sin duda una gran canción, no sólo de "Gloom + Bloom", sino de toda la carrera de los de Carolina del Sur: un medio tiempo ochentero en su estructura, tan brillante compositivamente que cuesta creer que no se trate de una versión, que conquista sin estridencias, dejando que los distintos instrumentos fluyan con total naturalidad. Con tal vez la programación de percusión más trabajada de todo el disco, y la mejor interpretación vocal de Langston, que se olvida de desnaturalizar su voz con excesivos efectos y se atreve incluso con unos originales coros antes de las repeticiones finales del estribillo. Aunque quizá el mejor momento del disco sea "Weird Ones", y su elección como primer sencillo me parece plenamente acertada (de hecho, la escogí como parte de una de mis listas de otras veinte canciones internacionales recomendables). Más rápida que su predecesora, y con una entrada al estribillo que es puro crescendo para las pistas de baile, su contagioso estribillo (cantado en su primera mitad, presidido por un contundente sintetizador square en su segunda mitad), la convierten en un trallazo para locales exquisitos. Por no hablar de la distorsión electrónica de su parte nueva, y de su estribillo casi susurrado justo antes del éxtasis final. Y es que, aunque cueste creer que estemos escuchando todavía a Eleventyseven, no es que sean ellos, es que han sabido abrirse a otros estilos de manera brillante, sin perder su personalidad.

Cerrar un disco corto y directo con dos canciones de tanta pegada indudablemente mejora su impresión final, y hace olvidar ese par de temas correctos pero más intrascendentes que nos encontramos en su primer tramo. Lo llamativo del asunto es que, con lo dada que es la crítica internacional a menospreciar a artistas que se repiten y a ensalzar en la misma medida a aquellos que evolucionan, este disco más que interesante tanto para los que aún saben disfrutar de las buenas canciones pop de guitarras como para aquellos que valoran el synth-pop orientado a las discotecas, haya pasado tan absolutamente desapercibido. Tal vez a causa de los escasos medios empleados en su promoción (habrán visto que no he podido rescatar no ya actuaciones en directo de la banda, sino ni tan siquiera un mísero videoclip digno de tal nombre), tal vez a causa de una ceguera de una industria que directamente pone la cruz a todo lo que no sean las mediocres tendencias musicales actuales (tanto en la música mainstream como en la alternativa). Así que espero que esta reseña de hoy les ayude a algunos de ustedes a descubrir este meritorio disco, y por qué no, a que Langston y Davenport perseveren en su empeño, y no decidan dejarlo ante tanta falta de atención. Se lo merecen.

sábado, 3 de febrero de 2024

Y 20 canciones internacionales más de 2023

Como ya comenté en mi anterior entrada, preparando el pasado Diciembre mi lista de mejores canciones internacionales de 2023 me encontré con que había pre-seleccionado más de sesenta candidatas. Así que tras presentarles las veinte mejores, y hace unos días otras veinte recomendables, cierro ahora el repaso a 2023 con otras veinte canciones que merecen la pena.

Al igual que con la entrada que recorrió las teóricas posiciones del veintiuno al cuarenta, debo adelantar que tampoco en esta oportunidad he establecido un orden entre ellas, por las mismas razones que expuse hace unos días. Eso sí, como en todas mis listas anuales, la selección la conforman exclusivamente canciones internacionales que han visto la luz en formato sencillo/videoclip a lo largo del año que recientemente nos dejó.

Sin más dilación, aquí va la lista:

Ohnothing - "Hey OK". Desde Dinamarca, pop enérgico e intemporal, de los que suben el ánimo cuando más se necesita, y que desgraciadamente ha alcanzado una difusión mucho menor de la merecería un temazo así. Si Of Monsters Of Men lo consiguieron con una propuesta relativamente similar, ¿por qué ellos no?
Poppy - "Flicker". La estadounidense sigue variando su propuesta de álbum a álbum, en un ejercicio estilístico loable pero que probablemente le esté restando impacto comercial. Dejando esta vez atrás el metal-rock, en "Zig" volvió a ese pop personal y un tanto desquiciante en el que tan bien se desenvuelve, y que alumbró momentos tan extrañamente cautivadores como éste.
Yeule - "Sulky Baby". Con "Softscars" Yeule consiguió inédito hasta el año pasado: que una artista de Singapur se colara entre los álbumes más valorados y recomendados de multitud de publicaciones occidentales. Y a pesar de que para mi gusto su pop de aromas asiáticos pega a veces de sobreproducido y artificial, no es el caso de esta delicia de indie-pop de sonido actualizado a nuestros tiempos.
Zanias - "Simulation". Dejando atrás la vertiente más conservadora del synth-wave, la australiana demostró en "Chrysalis" que tiene talento para entregar temas de pop mélodico y contundente a partes iguales, sirviéndose para ello de su voz altiva y de una programación sencilla pero eficaz. Formidables estrofas.
Jessie Ware - "Free Yourself". La diva del disco-soul británica entregó el año pasado otro álbum irregular ("That! Feels Good!"), más evocador de épocas pretéritas que inspirado, del que claramente sobresalía este tema ideal para una pista de baile sofisticada y ajena a las modas.
Catch Your Breath - "Shame on Me". Los de Texas revisitaron en formato sencilla la que probablemente sea una de las joyas de su discografía. Metal para los más exigentes, pero de notable melodía y una instrumentación que muestra cómo actualizar al género a los tiempos. Una pena la escasa repercusión que han alcanzado.
The Killers - "Your Side of Town". Para redondear "Rebel Diamonds", su recopilatorio de grandes éxitos recientemente publicado, los de Brandon Flowers grabaron este notable sencillo, más tecnificado de lo que en ellos suele ser habitual, e indudable deudor de los ochenta en su instrumentación, pero de excelentes estrofas y melódico estribillo.
Circa Waves - "Your Ghost". "Never Going Under" fue el primer álbum de 2023 que reseñé en este humilde blog, pues los de Liverpool alcanzaron con él sus cotas más altas de calidad. Y un estupendo reflejo (aunque no el único) de ese nivel es este medio tiempo de pop independiente e infeccioso, de rica instrumentación y estribillo irresistible.
Braids - "Evolution". Con su quinto álbum ("Euphoric Recall") los canadienses pegaron un notable bajón que me llevó a no reseñar una obra suya por primera vez en muchos años. Pero obviamente no se han olvidado de crear grandes momentos de art-pop tecnificado, como este evanescente sencillo marca de la casa que no aspira a que lo tarareemos, sino a llevarnos flotando hasta territorios inexplorados.
Ladytron - "Faces". Hasta hace un par de temporadas parecía que la carrera de Ladytron había llegado a su fin. Pero venciendo la distancia existente entre sus miembros y sus proyectos paralelos 2023 alumbró "Time's Arrow", un regreso que no los movió un ápice estilísticamente de sus coordenadas habituales pero que resultó digno a nivel creativo. Y con un par de momentos notables, como esta ominosa pieza de techno-pop low-fi.
Noel Gallagher's High Flying Birds - "Open The Door, See What You Find". Tras muchos años de silencio, el mayor de los Gallagher retornó con "Council Skies", un disco de propuesta un tanto añeja pero más inspirado compositivamente que sus dos predecesores. Y aunque seguramente ninguno de sus sencillos llegará a pasar el corte de tiempo, éste se le acercaba bastante, gracias a ese optimismo que exhuda, resaltado por una excelente sección de cuerda.
Olivia Rodrigo - "Vampire". Ya he mencionado en otras canciones de esta lista que a nivel comercial la cosecha también ha sido superior a la de años anteriores. Este número uno mundial es un buen ejemplo: un tema que juega a ser una balada clásica para derivar con naturalidad en una pieza de reproches lanzados sobre un arreglo bailable, entregado por una casi una adolescente de la que cabría esperar poco más que bubblegum pop.
Ryan Ritual - "Rip Me Apart". Tras cinco años y otros tantos álbumes entre correctos y brillantes como Mating Ritual a medias con su hermano Taylor (todos ellos reseñados aquí), Ryan Marshall Lawhon decidió que había que dar un giro a su carrera y se marchó a Londres para iniciar una carrera en solitario con un sonido más guitarrero y un enfoque más personal. Exitoso a medias, tuvo notables momentos como éste.
Somebody's Child - "I Need Ya". El debut de la banda de Cian Godfrey también fue otra de las agradables sorpresas de 2023. Y aunque sus mejores sencillos ya habían visto la luz en años pretéritos, aunque quedaba este trallazo de pop guitarrero desbocado con una complicada interpretación vocal debido a su amplitud tonal. Y que habría merecido mejor suerte.
Metric - "Just The Once". "Formentera II" no fue un álbum tan redondo como "Formentera" ni en cuanto a propuesta ni al nivel de sus sencillos. Pero eso no quiere decir que no hubiese espacio para, por ejemplo, este curioso experimento de pop-disco-rock-funky, del que sólo bandas tan consolidadas como ellos podrían salir airosos.
AURORA - "Your Blood". El primer anticipo de lo que será próximamente el cuarto álbum de la noruega se ha mantenido en los parámetros que la han convertido en una artista mundialmente respetada: una balada acústica que nos retrotrae a la naturaleza hasta que la electrónica entra, el ritmo se acelera y nos sorprendemos dejándonos llevar por esa imposible pista de baile en las proximidades de nuestro fiordo favorito.
Hozier - "Eat Your Young". El para mí sobrevalorado tercer álbum del irlandés Andrew John Hozier-Byrne ("Unreal unearth") contenía, no obstante, este opresivo tema que a algunos les recordará a los años dorados del trip-hop, y que a pesar de que repite durante más de cuatro minutos los mismos cuatro acordes sin la más mínima variación, cautiva por su groove y su ampulosa interpretación.
Fall Out Boy - "Hold Me Like a Grudge". El tan anunciado retorno a la "autenticidad" de los de Chicago se tradujo en un álbum sin apenas electrónica ("So Much (for) Stardust"), pero por desgracia sin apenas rastro de su talento compositivo. Lo más salvable fue este tema en el que tiran de oficio y aún son capaces de entregar un estribillo con garra rematado por un riff que perdura en nuestro cerebro.
Lastlings - "Gravity". El segundo álbum del dúo australiano ("Perfect World") no fue la consolidación de su propuesta que todos esperábamos, sino un disperso ejercicio de pop bailable que deja su carrera en un punto incierto. Aunque algunos temas sí inclinaban la balanza de su lado, en especial éste, el de mayor personalidad del conjunto, gracias sobre todo a su bajo de arpegio infeccioso.
Boygenius - "Not Strong Enough". Probablemente la mayor sorpresa a nivel comercial del 2023, este supregrupo indie formado por tres de sus cantautoras más reputadas (Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus), y que con su disco de pop-folk un tanto arcaico, "The Record", alcanzaron no sólo el Top 4 en los Estados Unidos, sino el 1 en el Reino Unido. La razón hay que explicarla en pasajes inspirados al margen de imagen y modas, sobre todo éste, un tanto simple instrumentalmente pero de melodía deliciosa.

Ahora sí que doy por terminado este apasionante recorrido por las sesenta canciones internacionales que he decidido destacar del pasado año. Espero que estas tres últimas entradas les hayan ayudado a descubrir grandes momentos de 2023 que tal vez les habían pasado desapercibidos.

domingo, 21 de enero de 2024

Otras 20 canciones internacionales recomendables de 2023

En mi anterior entrada, dedicada a mi lista con las 20 mejores canciones internacionales de 2023, ya les adelanté que, en mi humilde opinión, la cosecha de buenas canciones de 2023 había sido claramente superior a la de años anteriores. Porque durante la última semana de diciembre, cuando estaba preparando dicha lista, me encontré con que había pre-seleccionado más de sesenta temas que podían perfectamente formar parte de ella. Así que debo reconocer que me costó varias revisiones llegar a la lista definitiva. Y por eso, al igual que el año pasado, tomé entonces la decisión de generar no una sino dos entradas adicionales con nada menos que cuarenta "descartes" (entrecomillo porque siguen siendo canciones recomendables). Por lo que la presente entrada y la siguiente tendrán como fin presentarles otras veinte canciones adicionales cada una del año que nos acaba de dejar, el mejor en muchos.

Antes de entrar en materia con esta segunda entrega de mi selección, debo indicar que, a diferencia de la entrada anterior, no he ordenado las canciones del veintiuno al cuarenta; me parecía una minuciosidad excesiva, además de no ser mi intención a la hora de presentar estos temas. Por lo demás, todos ellos son canciones internacionales que han visto la luz en formato sencillo/videoclip a lo largo de los pasados doce meses.

Sin más dilación, aquí va la lista:

Bully - "Days Move Slow". Todo el cuarto álbum de Alicia Bognanno ("Lucky For You") resultaba interesante dentro de su sencillez, pero entre todos sus cortes destacaba este gran tema de indie-rock directo e infeccioso, que a mí me recuerda poderosamente a los grandes momentos de las desaparecidas Elastica.
Birdy - "Paradise Calling". Desgraciadamente cada nuevo álbum de la inglesa Birdy va cosechando una menor repercusión que el anterior, pero no por ello deja de entregar grandes momentos, como este tema de influencias ochenteras actualizadas que se sitúa a medio camino entre Kate Bush y Pat Benatar.
All Fires - "Don't Say Manhattan". El estadounidense Michael Roman dio inesperadamente en la diana con este tema de rabiosa energía incluido en su EP "Make an Entrance". Tempo muy alto y guitarras vertiginosas contrarrestradas por una melodía vocal ingeniosamente lenta, que habría merecido mejor suerte a nivel de público y ventas.
Slowdive - "Alife". El segundo álbum de la segunda época de los británicos ("Everything Is Alive") se mantuvo en su inconfundible shoegaze intemporal, pero no descolló como se esperaba. Aunque sí albergaba excelentes momentos, como este elegante medio tiempo al que sólo una parte vocal demasiado simple y mezclada demasiado baja le privó de auparse a mi lista de veinte canciones favoritas.
Eleventyseven - "Weird Ones". La banda de Matt Langston completó en 2023 su sorprendente reconversión desde el pop-punk al synth-pop en su meritorio "Gloom & Bloom", como lo demuestra este sintético tema que, auto-tune mediante, nos traslada a una imaginaria pista de baile en la que nadie habría esperado encontrarlos cuando empezaron hace veinte años.
Softwave - "The Deepest Love". Con su largamente esperado segundo álbum ("Things We've Done") el dúo danés pegó un bajón del que no es fácil decir si se recuperarán o supondrá el fin de su proyecto. Pero aún les dio tiempo de crear este temazo que podría haber figurado entre las mejores creaciones de Vince Clarke.
Emma Hewitt feat. LTN - "Warrior (Ghostbeat Remix)". La australiana curtida en mil batallas regresó con un álbum en solitario tras más de una década ("Ghost of the Light") que, pese a su sensibilidad, sorprendió por el conservadurismo de su propuesta. Afortunadamente la remezcla de LTN demostró que entre sus cortes figuraban grandes canciones de pop bailable si se les actualizaba el arreglo.
Bunny X - "Love Is An Empire". Desde Nueva York el elegante dúo femenino mostró su olfato y su calidad para convertir un elegante tema instrumental de Don Dellpiero en uno de los grandes pasajes del synth-wave de 2023.
Reneé Rapp - "Talk Too Much". El debut en formato álbum de la polivalente actriz Reneé Rapp ("Snow Angel") sorprendió por la madurez con la pretendía presentarse ya como una de las grandes damas del rock estadounidense. Aunque en ningún tema como en esta maravilla de estrofas devaneantes y estribillo estridente presidido por poderosas guitarras distorsionadas.
Baba Ali - "Laugh Like A Bomb". En su irregular segundo álbum, el tema que le daba título descollaba con ese electro-soul negroide, obsesivo y un tanto retro que el dúo británico sabe recrear como pocos artistas.
Morgxn - "My Revival". Como anticipo del que será dentro de unas semanas su esperado segundo álbum, el norteamericano publicó este medio tiempo reivindicativo y apoteósico, excelentemente instrumentado y con un espectacular coro, que en un mundo ideal sería un exitazo internacional.
Grouplove - "Eyes". Después de una década larga de carrera, los californianos aún siguen siendo una banda a tener en cuenta si nos gustan el pop y el rock alternativos pero bien elaborados y con personalidad. En "I Want It All Right Now" había varios temas así, pero el más destacado era éste, de formidables estrofas y un estribillo que deja atrás al 99% de sus competidores estilísticos actuales.
Florence + The Machine - "Mermaids". El sencillo con el que la londinense remató la colección en edición de lujo de sus cinco álbumes publicados hasta la fecha resultó ser un temazo marca de la casa, de largo y elaborado comienzo, atmósfera tenebrosa, extensa letra y más convincente que la mayoría de cortes de su relativamente discreto "Dance Fever".
Somegirl - "Caught XX". Tras más de veinte años de carrera, el estadounidense Stephen Mork sigue fiel a su gusto por la música electrónica netamente hedonista y orientada a la pista de baile. Y aunque nunca ha llegado a entregar un disco redondo, a veces publica pelotazos como esta canción de bajo trotón, teclados en crescendo y estribillo sencillo y efectivo.
ILLENIUM feat. Nina Nesbitt- "Luv Me A Little". Dentro de su álbum del mismo título, Nicholas D. Miller siguió explorando su future-bass con variopintas colaboraciones y un cierto agotamiento de su fórmula. Que afortunadamente no se dejó entrever en esta notable composición, intimista y exhuberante al mismo tiempo, y con una preciosa interpretación vocal.
Everything Everything - "Cold Reactor". La próxima entrega de la banda de Manchester ("Mountainhead", de inminente publicación) promete, a juzgar por este tema de art-rock de brillante composición y empaque clásico, al que saben darle un toque de originalidad con esos samples vocales que la arropan casi en toda su extensión.
Chappell Roan - "Red Wine Supernova". Su más que notable debut ("The Rise And Fall Of A Midwest Princess", que próximamente reseñaré en este mismo blog), ha dado para nada menos que ¡ocho! sencillos en el último año y pico. De los cuales el más meritorio seguramente sea éste, puro pop sintético y empoderado de certera melodía, difícil de interpretar, y apto para todos los públicos.
Maryn Charlie - "Pause, please?". La neerlandesa ha cultivado en los últimos meses un trance-pop que la acerca al de la mucho más publicitada Romi, a la cual, por cierto, no tiene nada que envidiar. Como lo evidencia este adictivo tema que igual sirve para una noche melancólica en casa que para dejarse llevarse en tu club favorito.
Empress Of feat. Rina Sawayama - "Kiss Me". La californiana ha seguido demostrando en este 2023 que sigue por delante de la mayor parte del pop de su tiempo. Esta deliciosa canción confirma que sabe emplear todos los sonidos actuales sin que le resten originalidad a su propuesta, porque los pone al servicio de una melodía irresistible.
Odesza & Yellow House - "Heavier". Tras el relativamente limitado impacto de su cuarto álbum ("The Last Goodbye", 2022), los de Washington se han oxigenado en 2023 con un proyecto paralelo en colaboración con el compositor sudafricano Yellow House. Un EP homogéneo y disfrutable de principio a fin gracias a su seis interpretaciones vocales completas de pop sensible, que maridan perfectamente con las atmósferas envolventes y con un toque étnico del dúo.

Eso es todo. Espero que esta selección les haya ayudado a descubrir otros grandes momentos de 2023 que tal vez les habían pasado desapercibidos. Y les emplazo a mi próxima entrada con los veinte temas restantes.

sábado, 13 de enero de 2024

Las 20 mejores canciones internacionales de 2023

Estamos ya casi a mediados de enero, así que una vez más toca echar la vista atrás y sugerirles una lista que refleje los mejores momentos musicales del pasado 2023 según este humilde blog. Si al terminar 2022 me refería a sus doce meses como el periodo en el que recuperamos cierta normalidad vital, 2023 ha sido para mí el año en el que la música contemporánea ha recuperado cierta normalidad creativa. Tanto que, les adelanto, por primera vez esta lista que les propongo hoy va a estar complementada en próximas fechas con, no una, sino dos entradas adicionales. O lo que es lo mismo, otras cuarenta canciones más. Porque considero que, tras muchos años, por fin estamos asistiendo a un resurgimiento creativo, seguramente derivado de esa vuelta a la normalidad vital a la que aludía hace un año. Por supuesto, el volumen de canciones creadas y publicadas se encuentra desde hace un par de temporadas en los niveles habituales, pero es que, aunque el trap, el urban y el reguetón sigan lastrando este maravilloso arte (en especial en España), cada vez hay más artistas que rehúyen de esos estilos tan simplistas e intentan ofrecer algo más elaborado.

Como en ocasiones anteriores debo aclarar que el volumen de álbumes publicados excede ampliamente los aproximadamente setenta que he conseguido escuchar en los pasados doce meses, por lo que no me atrevo a elaborar una lista de mejores discos. Pero a continuación les ofrezco la lista de mejores canciones internacionales de los pasados doce meses. Elaborada con mis dos criterios habituales: temas que hayan visto la luz en formato sencillo/videoclip, y una única canción por artista, con vistas a conseguir una panorámica lo más amplia posible de 2023. Y siempre con el afán de traerles las mejores melodías, las producciones más originales, las tendencia más interesantes de la actualidad y, en definitiva, el talento y la calidad que intento sean los pilares que sostienen este ya veterano blog.

La lista de este año sigue poniendo de manifiesto el eclecticisimo de la música contemporánea en cuanto a su lugar de creación, reflejo de que nos encontramos ante el verdadero lenguaje internacional de nuestro tiempo. Comandan las nueve canciones procedentes del Reino Unido, seguidas por los cinco de Estados Unidos, y las dos de una Australia que sigue con un saludable nivel musical medio. Y completan la lista artistas de Canadá, Irlanda, Noruega y Dinamarca, países que ya han aparecido con anterioridad en listas de años precedentes.

Sin hacerles esperar más, aquí les ofrezco la lista:

1. Daughter - "Be On Your Way". Tras siete años de silencio, y cuando pocos esperaban verlos de nuevo juntos, los londinenses no sólo entregaron su mejor álbum hasta la fecha ("Stereo Mind Games"), sino también la canción del año. Su shoegaze oscuro, que no le hace ascos al dream pop pero tampoco a la electrónica y las facilidades de los programas de creación actuales, llega a su máxima expresión en esta irrepetible canción, tan plena de sensibilidad como de inteligencia a la hora de instrumentarla (escucharla con auriculares es subirse a un auténtico carrusel de instrumentos, efectos y trucos del que emerge una y otra vez la personal y desazonadora voz de Elena Tonra). Maravillosa.
2. Baby Queen - "I Can't Get My Shit Together". Con su reciente segundo álbum ("Quarter Life Crisis"), la británica Arabella Latham ha entregado la mejor canción pop del año. Desilusión y rabia a cargo de una veinteañera aparentemente ya de vuelta de todo, y que no para de comerse la cabeza a ritmo de sintetizadores traviesos. Una composición muy elaborada (largas estrofas, trabajados puentes y un epatante estribillo que a los veteranos les recordaran a los que entregaban las Shampoo hace casi treinta años). Con la ventaja de que Latham sabe cómo instrumentar sus canciones para que suenen a 2023, incluso a pesar de su mellotron. Arrolladora.
3. Orbital feat. Penelope Isles - "Are you alive?". Con su décimo álbum ("Optical Delusion") los hermanos Paul & Phil Hartnoll demostraron que, si regresaban, era porque contaban con material suficiente para no desmerecer sus míticas entregas de los noventa. Lo que ya no era tan esperable es que fuesen capaces de entregar su mejor sencillo en lo que va de siglo: una delicada pieza de orfebrería electrónica al servicio de una composición pop completa (con estrofas, estribillo, parte nueva y una letra larga y compleja), que durante casi cinco minutos juega a ser un medio tiempo para escuchar en la intimidad del dormitorio pero que transmuta en un trallazo para las altas horas de un macrofestival cuando ya nadie lo espera. Espectacular.
4. Cannons - "Heartbreak Highway". Con su homónimo cuarto álbum los californianos por fin han dado el salto de calidad que llevaban tiempo apuntando. Sobre todo en este formidable tema de pop que suena a clásico desde su primera escucha. Letra romántica, guitarras eficaces, teclados sencillos en un discreto segundo plano, una voz envolvente a pesar de sus limitaciones, y especialmente una composición que durante tres minutos nos recuerda lo bonita que puede ser a veces la vida. Preciosa.
5. Taylor Janzen - "Nightmare". A pesar de que la repercusión alcanzada por la canadiense con su excelente álbum de debut ("I Live In Patterns") ha sido mucho menor de lo que merecía, su indie-rock que no rehúye de la americana e incluso del folk ha demostrado con una única entrega estar ya muy por encima de artistas que siempre han intentado encontrar su camino en ese terreno, desde Sheryl Crow hasta Sharon Van Etten. Melodías intimistas, letras desabridas, y la dosis justa de contemporaneidad y nervio para que el resultado no suene añejo, ni a ya repetido. Como este maravilloso medio tiempo en el que la batería cae a plomo en su obsesivo estribillo. Sobrecogedora.
6. Sophie Ellis Bextor - "Everything is sweet". A estas alturas de su carrera, nadie esperaba que en un sencillo perdido de su séptimo álbum ("Hana") la londinense entregara el mejor tema de su carrera. Pero así ha sido. Con un estilo que recuerda poderosamente a los mejores momentos de New Order (casi podemos imaginarnos a Bernard Sumner cantándola), su sencilla pero también solvente instrumentación facilita apreciar la excelente composición que la sustenta, con su poderoso contraste entre su atmósfera melancólica y su letra optimista. Intemporal.
7. Sir Chloe - "Salivate". Para mí, la mejor canción de rock de los pasados doce meses. Los debutantes de Vermont, comandados por la singularmente inquietante Dana Foote, demostraron que no son necesarios grandes medios y sí mucha rabia contenida para entregar un tema que con gusto habrían firmado las mejores Breeders: estrofas casi desnudas, un estribillo presidido por un excelente y al mismo tiempo inquietante arpegio de guitarra, y una parte nueva que es plena distorsión y que predispone a las mil maravillas para un tramo instrumental que deja con ganas de más. Sucia.
8. Blusher - "Dead End". Un trío debutante desde Australia que ni siquiera ha publicado aún su álbum de debut, y que sin embargo ya entusiasma con este sonido de pop-band netamente femenino pero afortunadamente tan alejado de las girl-bands prefabricadas que nos inundan desde el Reino Unido hasta Corea del Sur. Las estrofas son tan brillantes que parece mentira que no se trate de una versión. Y la parte nueva, de una robótica subyugante. Desenfado, hedonismo y una instrumentación mucho más brillante de lo que jamás han conseguido bandas de ambiciones similares como Haim. Irresistible.
9. Lucia & The Best Boys - "Burning Castles". Por desgracia el excelente debut de los escoceses, del mismo título que esta estupenda canción, ha pasado injustamente desapercibido para crítica y público. Pero aquí está este inmenso tema, que no es una balada pero tampoco un medio tiempo, de formidable instrumentación ya desde el mismo comienzo (equilibrando guitarra, bajo, batería y sintetizadores hasta lograr un sonido original casi imposible a estas alturas), muy elaborada composición, y una atmósfera a medio camino entre Texas y Florence + The Machine, para reivindicarlos. Épica.
10. Lauren Mayberry - "Shame". La cantante del reconocido aunque un tanto conservador trío de synth-pop Chvrches ha debutado en solitario los pasados meses con, entre otros, este formidable tema que la aleja del sonido de su banda y la acerca al de una diva pop de sonidos valientes y originales. El contraste entre sus fantásticas estrofas ruidistas y su aún superior estribillo intimista es tremendo, y sin embargo ambos funcionan como un todo conjunto. Sin olvidar una parte nueva que es puro desmadre sintético. Ilusionante.
11. Depeche Mode - "Ghosts Again". El plagio del clásico de New Order "Bizarre Love Triangle" era tan evidente que en seguida todos sus seguidores pasaron página: se les perdonaba. Porque los dos únicos supervivientes de una de las bandas más influyentes de la historia de la música, Martin L. Gore y Dave Gahan, habían entregado su mejor sencillo en lo que va de siglo. Con el recientemente fallecido Andy Fletcher presente en su taciturna letra, y una producción sencilla y un tanto retro a cargo de James Ford, su estribillo a dos voces y sus pasajes instrumentales presididos por alternativamente por la guitarra y los teclados de Gore los llevaron a cotas que ya nadie esperaba. Nostálgica.
12. Moyka - "Rear View". En su segundo álbum ("Movies, Cars & Heartbreak") la noruega Monika Engeseth refinó su propuesta de electropop sofisticado, con varios sencillos notables y especialmente esta maravilla, que parece limitarse a ser un medio tiempo evocador en la línea de su paisana AURORA, pero que pone toda la carne en el asador con un estribillo en dos tramos absolutamente contagioso, y un tramo instrumental final para disfrutar dejándose llevar. Eficaz.
13. Staind - "In This Condition". Tras un larguísimo silencio de doce años, la banda de Aaron Lewis regresó a la actualidad con su octavo disco. "Confessions of the Fallen" fue un retorno digno, pero que terminó por confirmar lo que sus últimas entregas ya habían apuntado: un cierto agotamiento de su propuesta. Afortunadamente aún les quedó inspiración para entregar su mejor sencillo en casi dos décadas, y para mí el mejor momento del metal el pasado año. Mucha distorsión, estrofas desasosegantes, espacio para los pasajes instrumentales marca de la casa, la depresiva y poderosa voz de Lewis y un estribillo espectacular. Furibunda.
14. Everything But The Girl - "Caution To The Wind". En este caso después de nada menos que veinticuatro años de ausencia, el dúo formado por Tracey Thorn y Ben Watt regresó al panorama musical. Y a pesar de que los años han masculinizado aún más la ya de por sí grave voz de Thorn, por lo demás lo hicieron en el mismo punto en el que lo habían dejado: adaptando la electrónica casera a sus canciones de pop íntimo y melancólico. Pero con la valentía para acomodar su sonido a los nuevos tiempos, y entregar el mejor crescendo de la temporada cuando aún queda más de medio tema por delante. Refinada.
15. Late Runner - "I'm a dinosaur". El proyecto en solitario de Asger Tarpgaard, compositor y líder de los daneses Superheroes, llegó hace unos meses sin hacer ruido. Pero su dream pop alejado de los clichés del subgénero se fue colando por los pabellones auditivos más exquisitos. Sobre todo gracias a esta canción de pop intemporal, de estrofas largas y elaboradas, estribillo en notas altas, y que mira con la melancolía que van confiriendo los años a las nuevas generaciones. Seguramente el mejor tramo cantado por niños desde "Another Brick In The Wall". Elocuente.
16. Pink - "Trustfall". En la música netamente comercial de 2023 ha habido espacio para grandes canciones como hacía muchos años. Pero para mí ninguna como este temazo que daba título al noveno disco de la estadounidense Pink. Disfrazándose de Robin pero con una mayor amplitud vocal y una presencia más impactante en el escenario que la sueca, Moore hizo suyo este tema de bajo sintetizado infeccioso, baterías programadas, estrofas irreprochables y estribillo apoteósico cortesía de John McDaid de Snow Patrol y el productor Fred Again. Disfrutable.
17. Paloma Faith - "Bad Woman". La cantante y actriz británica lleva años ya entregando discos que cada vez conjugan mejor una indudable comercialidad con una notable calidad. Y por lo que parece, la entrega que anticipa este tema (su nuevo álbum, "The Glorification of Sadness", verá la luz proximamente) puede ser la mejor. Porque estamos ante un excelente medio tiempo en acordes mayores con influencias gospel, producción alejada de convencionalismos, letra empoderada y una más de sus espectaculares interpretaciones vocales. En un mundo ideal dejaría a Adele muy atrás. Apoteósica.
18. Cold War Kids - "Run Away With Me". Con su décimo álbum de estudio los californianos parecieron encontrar por fin la personalidad suficiente para brillar más allá de sus perceptibles influencias. Tal vez por eso se animaron a reivindicarse titulando por vez primera el álbum con el propio nombre de la banda. Porque entre varios buenos momentos descollaba este temazo que suena cien por cien a CWK, pero que lleva su rock enérgico al lugar que nunca alcanzaron The Black Crowes. Coronado por un doble estribillo formidable. Redimidos.
19. Romy - "Loveher". Al final "Mid Air", el esperado debut en solitario de Romy (la cantante de The XX), se quedó un poco por debajo de las expectativas. Pero contenía emocionantes pasajes de amor lésbico, como éste, una suerte de balada transformada gracias al secuenciador y la electrónica en una envolvente pieza de música de baile, siempre al servicio de sus formidables interpretaciones vocales. Conmovedora.
20. Kylie Minogue - "Hold On To Now". "Padam, padam" era un sencillo más bien simplón, pero adecuado a estos tiempos poco exigentes para devolver a la australiana a la primera plana de las listas de ventas. Y que, sobre todo, allanó el camino para su mejor álbum desde el lejano "Fever" (2021), con un buen puñado de temas festivos y bailables adaptados al estilo que la ha hecho perdurar ya durante treinta y cinco años. Aunque ninguno como este tercer sencillo: música de baile elegante, fantásticamente producida, con un elaborado estribillo, sintetizadores juguetones, brillantes coros, y una excelente coda final. Necesaria.

Al igual que en temporadas anteriores, soy consciente de haber dejado fuera de la lista temas que lo habrían merecido. Afortunadamente, como les decía, en próximas semanas otras cuarenta canciones vendrán a aliviar mi cargo de conciencia. Pero aun con esta limitación, estoy convencido de que estas veinte canciones son un buen reflejo de lo mejor que nos ha ofrecido musicalmente el pasado año, pues demuestran que si no nos quedamos en la superficie de lo que nos tratan de imponer medios generalistas e independientes, se puede seguir encontrando grandes momentos en el panorama musical internacional, al margen de recopilatorios y reediciones de otras décadas supuestamente más brillantes musicalmente hablando.

viernes, 29 de diciembre de 2023

Cannons - "Heartbeat Highway" (2023)

Con la presente entrada despido el año 2023 en este humilde blog. Y lo hago con unos debutantes en el mismo, aunque no en el panorama musical. Se trata del trío californiano Cannons, formado por el guitarrista Ryan Clapham, el teclista y bajista Paul Davis, y la cantante Michelle Joy. Quienes hace unas semanas publicaron su cuarto álbum de estudio, "Heartbeat Highway". Aunque ya llevaba tiempo siguiéndoles la pista (de hecho, "Bad Dream" formó parte de mi lista de mejores canciones de 2022), sus álbumes siempre me habían parecido un poco justos de inspiración, aparte de tendentes en exceso a los pasajes reposados. Sin embargo, con esta nueva entrega el trío ha encontrado la inspiración suficiente para sostener las nada menos que doce canciones que lo conforman, y parecen haberse esforzado conscientemente para no abusar de momentos empalagosos, contrarrestándolos puntualmente con canciones de tempo algo más alto y algún que otro espacio para sonidos más audaces.

Eso no quiere decir que la banda haya dejado completamente atrás algunas de las singularidades que les han lastrado desde el comienzo: empezando por su estilo un tanto añejo, y bastante asimilable a ese synth-wave un tanto ramplón cultivado actualmente por otros muchos artistas, siguiendo por su tendencia a que las distintas canciones de sus discos tiendan a sonar más parecidas de lo desable, y terminando por las históricas limitaciones vocales de Joy, habitualmente suplidas por su impactante presencia en el escenario. Todo esto se sigue apreciando en "Hearbeat Highway", pero en menor medida que en sus entregas anteriores, lo que refleja su crecimiento como artistas. Y si a ello le unimos que, pese a haber transcurrido sólo año y medio desde que publicaron "Fever Dream" (su anterior entrega), han sido capaces de crear doce composiciones que oscilan entre lo correcto y lo notable, se entenderá el porqué de su presencia aquí: los californianos han perfeccionado su propuesta y han conseguido elevarla hasta las cotas que llevaban tiempo apuntando.

Algo que refleja perfectamente el tema que abre el disco, que con buen criterio es también el que le da título (además de reciente cuarto sencillo): "Heartbeat Highway" es un tema relativamente rápido y bailable, pero sin embargo pleno de la elegancia que caracteriza a los buenos momentos del trío. Y eso que todo exhuda sencillez: la guitarra acústica de las estrofas, la eléctrica de los estribillos, la batería... pero los dos teclados que adornan el estribillo, la calidez de su melodía, incluso el cambio de un simple acorde en su tramo final ayuda a que se trate de un gran momento. "Crush", segundo corte y tercer sencillo, es un tema más claramente synth-wave que el anterior, sustentado por su bajo doblado en los dos canales, que tras unas estrofas "cien por cien Cannons" desemboca en un tarareable estribillo, con las repeticiones vocales de la palabra en cuestión y las distintas voces que añade Joy. El resto es la sabia adición de dos teclados que pueden pasar desapercibidos, pero que permiten al tema seguir creciendo en su tramo final. "Metal Heart" nos acerca la a estas alturas esperable pausa del primer lento del disco. Y aunque empieza algo blanda con su steel guitar de arpegio delicado, en seguida descubrimos que a unas bonitas estrofas le sucede un estribillo bastante menos empalagoso de lo previsto. Y tras sólo una segunda estrofa y un segundo estribillo Clapham nos introduce ya en un adecuado y bien ejecutado solo de guitarra, que por alguna extraña razón acortan en su mejor momento, y que deja con ganas de más. El siguiente tema, "Sweeter", es un medio tiempo de instrumentación sencilla que retoma la senda elegante, con suficiente espacio para los intervalos de guitarras entre cada estribillo, de buena factura, y a la que seguramente le falte crecer conforme avance el minutaje, o algún giro en su estructura.

En lugar de otro tema lento que le podría restar pegada al disco, a continuación nos encontramos con "Loving You", que fue el primer sencillo en anticipar el disco. Y con sus trucos de discoteca de hace casi medio siglo (guitarra funky, palmadas sintetizadas, unos bongos en estrofas y estribillos, bajo slap) adaptándose perfectamente a una de las melodías más certeras de su carrera, el resultado es excelente. Con los originales detalles, ahora sí, de su silbido tarareable, y de una efectiva parada casi desnuda que hace las veces de parte nueva. Tras este gran momento los angelinos sitúan "Bad Tattoo", que aparte del sintetizador que reproduce una voz distorsionada vía DST, no tiene mucho que ofrecer respecto a las anteriores, y se convierte en mi opinión en el tema más prescindible del disco. Si bien al no salirse de sus pautas creativas habituales tampoco es necesario pulsar el "forward". Afortunadamente el trío retoma su mejor senda con "Desire", segundo sencillo extraído hace unos meses, y que por su guitarra en primer plano y sus estrofas oscuras a mí me recuerda mucho a los mejores momentos del injustamente olvidado Chris Rea. El estribillo añade un teclado juguetón que lo acerca a los Cannons más canónicos, y los detalles instrumentales que van introduciendo a partir de su más breve segunda estrofa, o la parte nueva más trabajada y reseñable de todo el álbum, logran que éste tal vez sea su pasaje más destacado. "Can You Feel My Heart" podría ser perfectamente una balada de la compositora Diane Warren cuando se encontraba en su apogeo a finales de los años ochenta. Cálida, agradable y con una caja de ritmos un poco más elaborada de lo habitual, la parada tras la repetición de la frase que da título no logra conferirle la personalidad que buscan, con lo que el conjunto resulta correcto pero un tanto anodino.

Llegados al último tercio del disco, parece que éste se podría desinflar definitivamente, pero justo entonces surge la contundente caja de ritmos de "Always Will", que en seguida da paso a unas estrofas en acordes mayores realmente inspiradas. El estribillo, de una sola frase al principio (aunque más adelante Joy añadirá con buen criterio una segunda frase), no es tan deslumbrante, pero mantiene el tipo al servirse de la misma progresión armónica. Una reiteración armónica que soluciona en seguida una parte nueva que cambia la tonalidad y lleva el tema a otra dimensión. La única pena es que, como en casi todas las canciones del álbum, el trío parece decidido a no regalar ni un segundo extra, porque el precioso tramo instrumental del final, con sus dos guitarras haciéndose contrapunto, nuevamente se acorta antes de lo deseable. Tras este momentazo, "Cry Baby" baja lógicamente el nivel, pero no demasiado: otra vez una batería fortísima da paso a un tema de tempo más alto de lo que se podría suponer, y tras unas estrofas agradables, nos topamos con un estribillo particularmente elaborado, tanto en su número de frases como en la variedad de su letra, así como en su desdoblamiento (que es el que da lugar al título). Aunque el tema se queda simplemente en dos estrofas y dos estribillos, de nuevo las urgencias por terminar. "You" sorprende por su bajo electrónico distorsionado, casi la única novedad en otro tema "marca de la casa", correcto, cálido y bien ejecutado, cuyo mejor tramo corresponde a los intervalos instrumentales presididos por la guitarra de Clapham. Y el cierre lo pone "Dancing In The Moonlight", que a pesar de su título no guarda relación con la conocida canción de Toploader, y que rehúye del convencionalismo consistente en situar el "baladón" al final de todo álbum pop para entregar en su lugar un sobrecogedor medio tiempo, con dos estrofas de melodía completamente diferente, letra desoladora sobre una madrugada solitaria, y un excelente estribillo en el que los espacios que deja la voz de Joy son rellenados por la guitarra de Clapham, y el único (y a la vez fantástico) tramo instrumental presidido por el teclado de Davies, justo antes del final. Una gran canción que termina por corroborar la favorable impresión que deja el álbum.

Siendo sinceros, tras sucesivas escuchas es imposible pasar por alto algunos de los peros que se le pueden seguir poniendo a los discos de Cannons: predominio de temas más cortos de los necesarios (sin siquiera proporcionar el minutaje necesario a composiciones que lo requieren), un sonido sencillo que crean a partir de relativamente pocas pistas, cajas de ritmos que casi siempre se limitan a lo mínimo para llenar el espacio destinado a la percusión (sin apenas interés por resultar originales), unas letras que siguen ciñéndose a la temática habitual amor-desamor del pop más tradicional, segundas estrofas más breves... Pero el afán por apartar ese convencionalismo de lo que podría ser una entrega estándar del grupo (a saber: un par de temas movidos, varios medios tiempos elegantes, muchos temas lentos, la voz susurrante de Joy), y el notable momento creativo por el que atraviesan, son suficientes para que este "Hearbeat Highway" establezca un antes y un después en su carrera. Sus giras por Estados Unidos, cada vez más extensas y de mayor audiencia, así parecen confirmarlo. En todo caso, es evidente que el trío sigue habitando su universo particular, por lo que en su más que probable quinta entrega lo previsible es que se muevan muy poco de su propuesta. Veremos si para entonces les aguanta la creatividad que evidencia este disfrutable álbum de pop intemporal.