viernes, 1 de marzo de 2013

Alt-J: An Awesome Wave (2012)

Existe un consenso inusualmente amplio en la crítica internacional a la hora de designar a Alt-J como la propuesta más interesante que ha debutado en formato álbum el año pasado en las Islas Británicas. Y es que la combinación de letras que permite en cierto sistema operativo muy conocido formar la letra griega delta (que es lo que Alt-J significa) ha logrado aunar opiniones de procedencias muy diversas. Tanto, que hace apenas unos meses fueron reconocidos con el más que interesante premio Mercury de la industria alternativa británica. La pregunta es obligada: ¿realmente merece tantos parabienes este cuarteto de universitarios?

La respuesta será afirmativa si nos atenemos a la originalidad de su música; ésa es sin duda su mayor virtud. Y es que a pesar de muchas escuchas y no menos consultas en diversas fuentes, no he encontrado una forma adecuada de definir su música. Podríamos decir que es un pop sofisticado con reminiscencias vocales caribeñas, ambientación trip-hop y un sutil toque electrónico. Lo curioso es que a pesar de lo complicado del concepto consiguen un doble propósito nada desdeñable: sonar a ellos mismos en todo momento, y no adherirse en exceso a una fórmula que los asfixie (un mal por otra parte muy habitual estos últimos años). Y además con un sorprendente talento a la hora de tocar todos sus instrumentos y una gran calidad en sus armonías vocales. Ahora bien, no es oro todo lo que reluce.

Y es que uno de los principales motivos de originalidad (la voz entre caribeña y negra de Joe Newman) acaba fatigando al oyente con su tendencia a la vocalización escasa, sus a menudo forzados cambios de tonalidad y la por desgracia frecuente costumbre de mezclarla excesivamente baja en relación con el resto de los instrumentos. Por no citar que de los trece temas (más uno oculto) que conforman el álbum, en realidad sólo hay diez canciones como tal, siendo los otros tres interludios que no ocultan su condición de fallidos intentos a la hora de componer una verdadera canción.

Curiosamente la "Intro" con la que se abre el álbum sí que es una canción a todos los efectos: un estupendo tema introspectivo (mención especial para la manera que cruzan las dos guitarras) que parece instrumental pero acaba teniendo una sencilla parte vocal. El siguiente tema digno de mención es "Tessellate", un envolvente tema lento con un sensacional bajo. Aunque le supera "Breezeblocks", uno de mis tres temas favoritos, que juega con un cambio de ritmo en el estribillo, estridencias bien repartidas, una instrumentación sorprendente y un más que notable juego de voces.

Quizá el tema más fácilmente recordable del álbum sea "Something good", gracias a su ritmo sincopado bailable en las estrofas, su arpegio de piano y un estribillo sorprendentemente disfrutable. Después de la no del todo redonda "Dissolve me" y la un tanto aburrida "Matilda", nos encontramos con "Ms", un inclasificable tema con unos bonitos arpegios de guitarra, unas peculiares voces a coro y unos efectos originales.

Mi segundo tema favorito es "Fitzpleasure", que a pesar de su desconcertante dúo de voces inicial desemboca en un tema obsesivo en las estrofas, que va evolucionando todo el tiempo en muchas partes no siempre repetidas y con unos interludios instrumentales realmente fantásticos (la manera en que se combinan las dos guitarras es impresionante para un grupo que acaba de debutar). Y después del tercer amago de canción surge mi tercer tema favorito: "Bloodflood", la mejor demostración de que se pueden seguir componiendo baladas plenas de emoción en el siglo XXI sin caer en lo sensiblero, con una bonita letra, una sorprendente batería y un excelente piano. Llegando así hasta los dos temas que cierran el disco, el oficial ("Taro", otro momento destacado con su toque africano a lo Massive Attack y su excelente instrumentación) y el oculto "Hand-me", a un nivel claramente inferior.

Quizá el título de álbum del año le quede un pelín grande, pero lo que es innegable es que posee argumentos suficientes para convencer a los melómanos más exigentes. Ahora bien, dado el escaso tirón comercial que están teniendo (pueds no hay un sencillo claro que tire del disco) y que su música no entra fácilmente en los círculos comerciales, habrá que ver por dónde deciden evolucionar. Porque me temo que el riesgo de que se desintegren por falta de éxito comercial está presente. Y sería una pena.

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