domingo, 17 de enero de 2016

Las 20 mejores canciones internacionales de 2015

Un año más que acaba de empezar. Momento de echar la vista atrás y proponer listas que nos permitan sintetizar lo mejor del 2015 que se nos acaba de escapar. Como ya viene siendo costumbre, no me atrevo a proponer una lista con los mejores álbumes del álbum, pues el volumen de discos publicados excede ampliamente los cincuenta o sesenta que consigo escuchar. Pero una vez más vuelvo a proponer una lista con 20 canciones internacionales que recordar de este 2015. Con los dos criterios habituales: seleccionar temas que hayan visto la luz en formato sencillo/videoclip, y una única canción por artista, para conseguir una panorámica más amplia del planeta musical contemporáneo. Como de costumbre siempre intentando localizar la emoción, el talento, la inspiración, la melodía y, al fin y al cabo, la calidad que, si se busca, es posible encontrar.

Ahí va la lista. Quizá haya sido uno de los años más fértiles en lo que llevamos de década, en particular en el ámbito de la música electrónica y muy específicamente en el del synth-pop, por eso esta lista es un poco más tecnificada que las de temporadas anteriores. Y probablemente también sea la más variopinta en cuanto a procedencia de los artistas: internet ha derribado prácticamente todas las fronteras:

1. Braids - "Miniskirt". Sin duda la canción del año. En realidad dos canciones en una, una balada personalísima y un trepidente drum&bass que convergen de manera sorprendente al final. Y con una letra excepcional.
2. Death Cab For Cutie - "Black sun". Quizá el mejor sencillo de su larga carrera, y eso que los han tenido fenomenales. Oscuro, desasosegante, en constante evolución... ¿Perfecto?
3. Florence & The Machine - "Queen of peace". La personalidad arrolladora de Florence en unas maravillosas estrofas y unos estridentes estribillos. Única
4. Rainmode - "7D". Este tema que vio la luz en 2014 en un ámbito muy minoritario y ya para el gran público en 2015 en su meritorio álbum de debut es lo más parecido en cuanto a perfección de matemática musical de los últimos años, tanto que sorprende que no sea una adaptación de un tema de música clásica.
5. Voltaire Twins - "Long weekend". Desde Australia, algo así como el mejor Thomas Dolby del siglo XXI pero con la vista puesta en los ochenta. Formidablemente instrumentado y mejor cantado.
6. Of Monsters and Men - "Empire". Su sencillez instrumental no puede ocultar la gran composición que es, brillantemente estructurada hasta llegar a su demoledor estribillo/arpegio de guitarra. Talento en esta puro.
7. Gypsy & The Cat + Client Liaison - "Evolution". Otros australianos que logran recrear lo mejor del pop sugestivo de sus compatriotas Cut Copy una exhibición de pop elegante.
8. New Order - "Tutti frutti". Aun sin Peter Hook, Bernard Sumner y compañía nos recuerdan que fueron pioneros a la hora de acercar la pista de baile al pop y aún saben dar con la tecla para que sigamos reverenciándolos.
9. The Prodigy - "The day is my enemy". Otros veteranos que son capaces de demostrar que aún dominan como nadie el big beat que tanto ayudaron a popularizar hace 20 años. Absolutamente demoledor.
10. Walk The Moon - "Different colors". Una banda estadounidense de segunda fila que ha encontrado en este colorido y vitalista tema el camino para llevar su carrera a otro nivel.
11. Noel Gallagher's High Flying Birds - "The dying of the light". En su segundo álbum el mayor de los Gallaghers siguió dando lecciones sobre cómo crear una balada de rock personal, de calidad y atemporal.
12. Cilia - "Silhouettes in slow motion". Otra artista sueca en la lista, y también uno de los más prometedores debuts de 2015. Muy en la línea de Susanne Sundfør, pero sin su vena cursi.
13. Hot Chip - "Huarache lights". Gracias a unos acordes imposibles y a unas tonalidades desquiciantes, la banda británica mantiene su status como la propuesta de largo recorrido más original de las islas.
14. Man Without Country - "Romanek". Su segundo álbum contenía varios momentos álgidos, como este largo tema que va atrapándote poco a poco hasta transportarte a su sugestiva atmósfera. Baile inteligente.
15. Josef Salvat - "Open season". El tercer representante de las antípodas entregó como segundo anticipio de su esperado "Night swim" un tema muy en la línea de Brandon Flowers, pero más inspirado que cualquiera de los sencillos de aquél. Cómo ser un crooner en el 2015.
16. Grimes - "Flesh without blood". La inclasificable canadiense propuso como estrella de su cuarto álbum este trallazo de aparente power pop con melodía atípica y todo tipo de guiños. Única.
17. MS MR - "Painted". A pesar de un piano electrónico un tanto trasnochado, todo un ejemplo de la fuerza que el dúo neoyorquino transfiere a sus temas de pop casi clásico.
18. Felix Da Housecat - "Is Everything Ok". En su flojísimo "Narrative of Thee Blast Illusion" sobresalía este tema de electroclash ralentizado y sobredosis de vocoder. Quien tuvo, retuvo.
19. Little Boots - "No pressure". El indie dance descarnado y contundente en el que ha evolucionado la propuesta musical de Victoria Heskey tiene en este sencillo su mejor exponente. Mejor a todo volumen.
20. Leftfield - "Bilocation". Su esperado "Alternative light source" tras 16 años de silencio no cumplió las expectativas, pero al menos entregaron su habitual contribución de trance pop, tan etéreo y sugestivo como lo recordábamos.

Confío en que esta lista tan variada les reconcilie o simplemente les amplíe las miras sobre lo que nos han ofrecido a nivel creativo los últimos doce meses. Que a pesar de cientos de reediciones, versiones y refritos varios, no ha estado nada mal.

martes, 12 de enero de 2016

Braids: "Deep in the iris" (2015)

El tercer álbum del trío canadiense ha sido para mí al menos una de las sorpresas de la temporada que acaba de terminar. Apenas los conocía de sus dos entregas anteriores, que me habían parecido interesantes instrumentalmente pero demasiado dispersas como composiciones pop. Pero con "Deep in the iris" han estructurado mejor sus creaciones y han contenido su tendencia a las veleidades experimentales. El resultado es un álbum relativamente corto (41 minutos y sólo 9 composiciones), con una personalidad muy acusada y un sonido muy actual pero pleno de inteligencia a la hora de crear e interpretar melodías de pop más accesibles para el gran público.

El trío gira en torno a la acusada personalidad de Raphaelle Standell-Preston, guitarrista, pianista, cantante y encargada de las mezclas en directo. Con unas excelentes cualidades vocales y un estilo que oscila entre la Björk menos histriónica y la Tori Amos más cálida. Que sin embargo no obliga a que sus temas se sostengan exclusivamente sobre su parte vocal, puesto que la combinación de instrumentos clásicos y sintetizadores de última generación tiene casi el mismo peso. Todo lo cual se pone de manifiesto en "Letting go", el tema que abre el disco y curiosamente uno de los menos inspirados. Aunque sí refleja con bastante precisión el pop a medio camino entre lo arty y lo experimental y de temática amorosa que sostendrá el álbum. Le sigue "Taste", tercer sencillo y una muestra mucho más inspirada de lo que el trío puede ofrecer: una bonita progresión armónica, sobre la que construyen una melodía dulce y muy elaborada sobre el arrepentimiento a la hora de abandonar una relación sentimental. Que se remata con un minuto y medio envolvente, sin percusión, para cerrar el tema de manera original. Tras él, "Blondie" recuerda al principio a la Björk más traviesa de "Venus as a boy", aunque la banda es capaz de evolucionar el tema hasta convertirlo en una especie de drum&bass del siglo XXI con el contraste entre su percusión acelerada y su lenta melodía. Si bien lo más interesante es la progresión armónica que introducen desde la parte nueva hasta el final, en una coda con predominio absoluto de la percusión más estridente.

"Happy When" es otra introspectiva y complicada de cantar melodía, arropada por una instrumentación electrónica y sin embargo curiosamente orgánica, con unos originales redobles de batería y un lento arpegio de guitarra para rematar un tema brillante pero difícil de disfrutar, y al que quizá le sobre algo de minutaje. "Miniskirt" es, además del primer sencillo, la joya absoluta del álbum: dos temas en uno, el primero una preciosa balada de estilo indie a lo Tori Amos, con una meritoria melodía y sintetizadores que van creciendo envonviéndola, que a los dos minutos y para sorpresa del oyente se transforma en el segundo tema, con otra estructura totalmente diferente, una batería excelente, y mucho más rápido, que recuerda a los mejores temas bailables de Lamb. Ambos con una instrumentación fascinante, que consigue cohesionarlos en uno solo, y con una de las mejores letras de estos últimos años sobre el sentimiento de posesión de algunos hombres respecto a las mujeres, y cómo las hacen sentir. Sin duda, una de las joyas del año que acaba de terminar.

Tras este temazo casi cualquier canción palidecería, y eso es lo le sucede a "Getting Tired", otro original y complejo medio tiempo, con una batería y un piano muy originales y una atmósfera envolvente que no desentona en el nivel medio del álbum. "Sore Eyes", el séptimo corte, es para mi gusto uno de los más conseguidos, ya que por un lado adopta un ritmo binario rápido, más sencillo y bailable que el del resto del álbum, y por otra propone en su mayor parte una mayor desnudez instrumental como mecanismo para maximizar su carga emocional, muy en la línea de los buenos momentos de The XX. Aunque lo que realmente hace brillar el tema es la excelente progresión armónica del estribillo. "Bunny rose", el segundo sencillo del álbum, es otro de sus momentos álgidos: unas armonías delicadas y elegantes para envolver una letra que reflexiona qué hay de malo en la soltería si no se ha dado con la persona adecuada. Y con una estupenda coda final instrumental de casi un minuto, con el arpegio de guitarra envuelto entre capas de sintetizadores. Así, casi como quien no quiere la cosa, surge en nuestro reproductor "Warm Like Summer", el último corte, cuyo título describe certeramente lo que nos sugiere este tema. Que sin ser el más brillante sí que constituye una manera reposada y elegante de cerrar el álbum y salir de la particular ambientación creada por los canadienses, con otra original batería y teclados juguetones en torno a la voz sugerente de Raphaelle .

A pesar de unos sencillos muy bien elegidos que deberían servir para alinear las expectativas del oyente, cuando lleguemos al final de "Deep in the iris" es probable que nuestra sensación sea que no hemos sido capaces de sacarle todo lo bueno que encierra. Aunque si le vamos dando sucesivas oportunidades y conseguimos abrir nuestra mente a otras maneras de estructurar e interpretar pop del siglo XXI, seguro que cada nueva escucha nos reportará una mayor satisfacción. Porque bajo su envoltorio de álbum conceptual contiene mucho talento, y eso es algo siempre digno de reconocimiento y elogio.